Ruta a la Navidad junto al Padre Acosta - Solemnidad de Santísima Virgen María, Madre de Dios

     Solemnidad de Santísima Virgen María, Madre de Dios

    OH, DIOS, que por la maternidad virginal de santa María entregaste a los hombres los bienes de la salvación eterna, concédenos experimentar la intercesión de aquella por quien hemos merecido recibir al autor de la vida. Así reza la Oración Colecta de la Misa de hoy. Y podemos preguntarnos: ¿Qué significa para mí que María sea Madre de Dios? ¿Cómo lo experimento personalmente? Papa Francisco decía que «la Madre del Redentor nos precede y continuamente nos confirma en la fe, en la vocación y en la misión» (Papa Francisco, Homilía, 01-01-2014). Con su ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios nos ayuda a traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras. De este modo nuestra misión será fecunda, porque está modelada sobre la maternidad de María. Nuestra relación con Dios toma ejemplo de la vida de oración que tuvo María. Y ella está muy dispuesta a ayudarnos, pues «la Trinidad Santísima, al haber elegido a María como Madre de Cristo, Hombre como nosotros, nos ha puesto a cada uno bajo su manto maternal. Es Madre de Dios y Madre nuestra».

    Nos podemos preguntar, llenos de estupor, cómo es posible que se nos ofrezca una santidad como la de quien fue Madre de Dios: «¿Cómo podemos amar a Dios con toda nuestra mente si apenas podemos encontrarlo con nuestra capacidad intelectual? ¿Cómo amarlo con todo nuestro corazón y nuestra alma si este corazón consigue sólo vislumbrarlo de lejos y siente tantas cosas contradictorias en el mundo que nos oscurecen su rostro? Él ya no está lejos. No es desconocido. No es inaccesible a nuestro corazón. Se ha hecho niño por nosotros y así ha disipado toda ambigüedad. Dios se ha hecho don por nosotros. Se ha dado a sí mismo. Navidad se ha convertido en la fiesta de los regalos para imitar a Dios que se ha dado a sí mismo» (Papa Benedicto XVI, Homilía, 24-12-2006). Si acogemos ese don, si dejamos que el Señor nos regale su vida, seremos también nosotros don para los demás. Nos convertiremos, entonces, en regalo para Dios y para quienes nos rodean.
 
    Quizá Dios está queriendo que este sea nuestro regalo para que se cumplan todos los deseos que llevamos en el corazón.
 
    Que este nuevo año esté lleno de bendiciones para todos.

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