Ruta a la Navidad junto al Padre Acosta - Sagrada Familia
Sagrada Familia
Hoy celebramos en la Iglesia la fiesta de
la Sagrada Familia. Qué maravilla que Dios haya querido encarnarse en una
familia.
El Papa Francisco, que el 24, dio inicio al
Jubileo, ha pedido a todos los obispos de la Iglesia Católica, que abran las
puertas de sus Catedrales y den inicio al año santo en sus diócesis.
Jesús nos enseñó que Dios es familia. No es
que sea como una familia, sino que Dios es una familia en sí mismo. Tres
Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Son las familias en la tierra las que
imitan el modo de ser de Dios. Dios es uno y es trino. Dios Padre engendra al
Hijo. Y fruto de este Amor entre el Padre y el Hijo, surge el Espíritu Santo.
Este es el misterio de la Santísima Trinidad, revelado por Cristo a los
hombres. Por tanto, en Dios está la paternidad, la filiación y el amor
incondicional. Todos los elementos de una familia.
Nosotros hemos sido creados a imagen y
semejanza de Dios. No es casualidad que Dios haya querido darnos una naturaleza
humana, y que seamos semejantes a Él. No es casualidad que el hombre necesite
una familia.
Chesterton decía que, cuando ingresamos en
una familia, entramos en un mundo incalculable, que no hicimos nosotros, un
auténtico cuento de hadas donde la aventura suprema es nacer. La familia es el
lugar en el que eres amado sólo por el hecho de formar parte de ella, no
depende ni de lo que haces, ni de lo que produces ni de una determinada
cualidad. Los padres quieren a los hijos por el hecho de ser sus hijos. Una
mamá o un papá hacen lo que sea por sus hijos. Los aman incondicionalmente.
Y si esto es verdad para cada familia,
cuánto más lo es para la Sagrada Familia de Nazaret. Meditemos un momento sobre
cómo es la familia de Jesús.
Miremos la docilidad de María a los planes
de Dios. El Espíritu Santo le pide que se convierta en la Madre del Mesías, y
cuando es llamada por Dios para esta misión, no duda en proclamarse su
"sierva". El Papa Francisco señaló en una audiencia que Jesús exalta
la grandeza de Su madre, y lo hace “no tanto por su papel de madre, sino por su
obediencia a Dios” María siempre se pone a disposición de Dios, siempre reza,
reflexiona y da gloria a Dios.
También José destaca por su obediencia a
los planes de Dios. Es sorprendente que José no dice ni una palabra en el
Evangelio. En cambio, no para de hacer aquello que le pide Dios. Se fía
totalmente de Dios. No habla, sino que actúa poniendo a salvo a su familia.
Tuvieron que exiliar a un país extranjero, abandonar su propia tierra.
¿Y qué decir de la obediencia de Jesús? “Mi
alimento es hacer la voluntad del que me envió” (Jn 4,34) O en el
huerto de los olivos "Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo
lo beba, que se cumpla tu voluntad" (Mt 26,42). Jesús es el ejemplo
de una vida entregada por Amor, de una obediencia absoluta a los planes de
Dios.
La Sagrada Familia de
Nazaret representa “una respuesta coral a la voluntad del Padre”, dice
el Papa Francisco. Y esta es una de las grandes enseñanzas de este Evangelio:
la felicidad del hombre viene de cumplir la voluntad de Dios. No viene de hacer
un plan propio, por muy grande que sea. Dios tiene planes mucho más grandes.
Nos enseña que cumpliendo esos planes, podemos ser completamente felices. Y
eso, a pesar de las dificultades. Cada día se nos presenta la oportunidad de
cumplir los planes de Dios para nuestra vida.
Hoy es un buen día para rezar por nuestra
familia de sangre y por todas las familias que padecen sufrimientos,
dificultades o persecución. En el mundo hay un ataque furibundo contra la
familia. Imploramos la protección divina. No se trata de no sufrir o no tener
dificultades en esta vida, sino aceptar la voluntad de Dios para nosotros y
para nuestra familia. El ejemplo de la docilidad de la Sagrada Familia de
Nazaret nos ayudará en esta tarea.
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