Cuarto Domingo de Adviento
Hoy, Cuarto Domingo del Adviento, y
a dos días de la Navidad, acerquémonos a Belén, con la Virgen
y San José. Vamos a hacerlo con palabras de San Josemaría.
He procurado siempre, al hablar delante del
Belén, mirar a Cristo Señor nuestro de esta manera, envuelto en pañales, sobre
la paja de un pesebre. Y cuando todavía es Niño y no dice nada, verlo como
Doctor, como Maestro. Necesito considerarle de este modo: porque debo aprender
de Él. Y para aprender de Él, hay que tratar de conocer su vida: leer el Santo
Evangelio, meditar aquellas escenas que el Nuevo Testamento nos relata, con el
fin de penetrar en el sentido divino del andar terreno de Jesús.
Porque hemos de reproducir, en la nuestra,
la vida de Cristo, conociendo a Cristo: a fuerza de leer la Sagrada Escritura y
de meditarla, a fuerza de hacer oración, como ahora, delante del
pesebre.
Hay que entender las lecciones que nos da
Jesús ya desde
Niño, desde que está recién nacido, desde
que sus ojos se abrieron a esta bendita tierra de los hombres. Jesús, creciendo
y viviendo como uno de nosotros, nos revela que la existencia humana, el
quehacer corriente y ordinario, tiene un sentido divino. (
San Josemaría, Es Cristo que pasa, n. 13-14).
Comentarios
Publicar un comentario