La Asunción de la Santísima Virgen María
La
“Asunción de Santísima Virgen María” es el último dogma de fe divinamente
revelado decretado por la Iglesia Católica, promulgado por el Papa Pío XII el
primero de noviembre de 1950, a través de la constitución apostólica “Munificentissimus Deus” que se
traduce al español como “El Dios más generoso”. En este dogma se afirma
que la Virgen María una vez “terminado el curso de su vida en la tierra, fue
llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo” (Lumen Gentium, 59). Esta
verdad de fe la Iglesia la celebra cada 15 de agosto con la Solemnidad de la
Asunción de la Santísima Virgen María. En la audiencia del miércoles 1 de
noviembre de 1950 el Papa Pío XII al referirse a la Virgen María no empleó el
término de “Resurrección”, afirmando la elevación del cuerpo y alma de la
Santísima Virgen María a la gloria celestial, declarando esa verdad “dogma
divinamente revelado”.
Primera Parte - LA
PROFESIÓN DE LA FE
Segunda Sección: LA
PROFESIÓN DE LA FE CRISTIANA
Capítulo Segundo:
CREO EN JESUCRISTO, HIJO ÚNICO DE DIOS
Artículo 9: "Creo
en la Santa Iglesia Católica "
Párrafo 6: MARÍA,
MADRE DE CRISTO, MADRE DE LA IGLESIA
... también en su
Asunción ...
966 "Finalmente, la Virgen
Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el
curso de su vida en la tierra, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del
cielo y enaltecida por Dios como Reina del universo, para ser conformada más
plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la
muerte" (LG 59; cf. Pío XII, Const. apo. Munificentissimus
Deus, 1 noviembre 1950: DS 3903). La Asunción de la Santísima Virgen
constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una
anticipación de la resurrección de los demás cristianos:
«En el parto te conservaste Virgen, en tu tránsito no
desamparaste al mundo, oh Madre de Dios. Alcanzaste la fuente de la Vida porque
concebiste al Dios viviente, y con tu intercesión salvas de la muerte nuestras
almas (Tropario en el día de la Dormición de la Bienaventurada Virgen María).
... ella es nuestra
Madre en el orden de la gracia
Aunque el dogma de la
Asunción fue decretado en el año 1950, desde el siglo V se conocen festividades
que recordaban principalmente las iglesias cristianas orientales como “Dormición”
o “Transición” de la Bienaventurada Virgen María para que luego en el
siglo VI el emperador bizantino Mauricio Tiberio instituyera formalmente la
fiesta de la “Dormición de la Virgen María” celebrándola cada 15 de
agosto, y ahora con el dogma de fe, se mantiene la misma fecha de celebración y
se le conoce como “La Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María”.
Por ser una celebración que se realiza desde hace siglos, aún hay personas que
a esta fiesta la recuerdan con cualquiera de esos nombres aunque todas celebran
que la Madre del Niño Jesús, la Madre
de Dios, fue asunta en cuerpo y alma hasta el cielo, llegando a la inmortalidad
gloriosa sin que su cuerpo fuese corrompido por una muerte terrenal.
La Virgen María es magnífica,
por medio de la Gracia de Dios ha sido pura desde su concepción y fue elegida
para gestar al Niño Jesús, es la
Madre de Dios, es Nuestra Madre y por la Gracia Divina, siempre ha estado y
estará sin pecado. Su cuerpo jamás ha experimentado corrupción alguna y al
terminar su
tiempo de vida terrenal su alma no fue separada de su cuerpo y fue transportada
al cielo, como lo afirma el dogma de la Asunción. En el cielo está al lado de
su Hijo, y junto al Padre y al Espíritu Santo, Ella siempre nos conduce a su
Hijo, a Dios.
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