La Visitación de la Bienaventurada Virgen María
Hoy la Iglesia Católica celebra la “Fiesta de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María” en donde se recuerda la visita que le realiza la Virgen María a su prima Santa Isabel, esto ocurrió poco después de “La Anunciación”, cuando María embarazada del Niño Jesús, se trasladó desde Nazaret hasta Ain Karim, recorriendo unos 144 kilómetros en subida (aproximadamente unos 300 metros) por terreno montañoso y sin la compañía de su prometido esposo San José, porque aún se encontraban en el tiempo de espera para que pudieran empezar a vivir juntos. En este de generosidad de María a su prima ya demuestra como la Virgen María es un modelo de servir y entrega a los demás. La Virgen María llegó hasta donde se encontraba su prima para así poderla ayudar durante la última etapa de su embarazo, y estaba esperando a su primer hijo a pesar de que ya estaba avanzada de edad. Aquí la Virgen María nos muestra como el servicio es una expresión de amor, al servir a los demás es una manera de expresar no solamente amor por el prójimo, también así se expresa el amor a Dios.
Santa Isabel estaba casada con San Zacarías, un hombre también de avanzada edad y que había quedado mudo porque no había creído lo que le había anunciado el Ángel Gabriel sobre ese embarazo y el hijo que estaban esperando es al que hoy conocemos como San Juan Bautista, solamente 6 meses mayor que su primo, el Niño Jesús.
Cuando la Virgen María llegó hasta la casa de su prima, ella saluda a María “¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!”. Esta frase tal cual como la dijo Santa Isabel se consigue en la oración del Ave María. Además de ese saludo entre las primas, Santa Isabel llena del Espíritu Santo ya reconoce a la Virgen María como la madre de Dios porque también le dijo “¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?”.
Evangelio según San Lucas 1:39-45
Evangelio según San Lucas 1:39-45
39 En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
40 Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41 Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,
42 exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
43 ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
44 Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
45 Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».
Evangelio según San Lucas 1:46-55
46 María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor,
47 y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador,
48 porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
49 porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
50 Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.
51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
52 Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
53 Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
54 Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia,
54 como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre».



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