Cada 8 diciembre, la Iglesia Católica celebra la fiesta de la “Solemnidad de la Inmaculada Concepción”, en donde se conmemora el día de la concepción de la Santísima Virgen María, justo 9 meses antes de celebrar su natividad (8 de septiembre). La Virgen María siempre ha preservada del pecado en todo momento, hasta del pecado original porque su concepción fue inmaculada, ella fue elegida por Dios y recibió esa gracia. Esto es uno de los dogma de fe de la Iglesia Católica, proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus, hoy exactamente hace 170 años, y dice: "Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles."
Desde el momento de la concepción de todos los seres humanos, cada uno tiene la carga del “pecado original”, por el pecado que cometieron Adán y Eva al comer del fruto prohibido, para luego ser expulsados del Paraíso y llevados a la Tierra, pero la Virgen María es la excepción, porque ella fue preservada de ese pecado y protegida de cualquier mal al entrar a este mundo, quedó absuelta de ese pecado por la gracia del Señor y que sería la Madre del Hijo de Dios, el Salvador; esto forma del plan divino de la salvación, que el centro es Jesucristo. La Inmaculada Concepción es un don de Dios, y a pesar de este privilegio, la Santísima Virgen María no se vanagloria a ella misma y lo que ha hecho es estar al servicio de la misión redentora de su Hijo, el Niño Jesús, el Hijo de Dios, Dios. La Virgen María es el camino más seguro que nos conduce a Jesús.
En la Audiencia General del 3 de septiembre de 1997, sobre la Virgen María, modelo de la santidad de la Iglesia, el Papa San Juan Pablo II dijo: “Así se subraya la diferencia que existe entre los creyentes y María, a pesar de que tanto ella como ellos pertenecen a la Iglesia santa, que Cristo hizo «sin mancha ni arruga». En efecto, mientras los creyentes reciben la santidad por medio del bautismo, María fue preservada de toda mancha de pecado original y redimida anticipadamente por Cristo. Además, los creyentes, a pesar de estar libres «de la ley del pecado» (Rm 8, 2), pueden aún caer en la tentación, y la fragilidad humana se sigue manifestando en su vida. «Todos caemos muchas veces», afirma la carta de Santiago (St 3, 2). Por esto, el concilio de Trento enseña: «Nadie puede en su vida entera evitar todos los pecados, aun los veniales» (DS 1.573). Con todo, la Virgen inmaculada, por privilegio divino, como recuerda el mismo Concilio, constituye una excepción a esa regla (cf. ib.).”
La Santísima Virgen María no solamente fue preservada del pecado original, jamás ha cometido ni cometerá pecado alguno, como se puede leer implícitamente en el evangelio que menciona la “Anunciación”, Ella es “llena de gracia” (Kejaritomene, transliterado del griego κεχαριτωμένη). Esta no una simple palabra griega, y por motivos de idiomas se tradujo como llena de gracia, pero implica muchas más cosas y para aprender un poco más de esto puede ir la enlace: “Llena de gracia – Kejaritomene”
Evangelio según San Lucas 1:28
28 El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo».
Evangelio Según San Lucas 1:28 (Griego)
(desde: https://www.bibliatodo.com/interlineal/lucas-1-28?v=BL95)
(Alfabeto Griego)
28 καὶ εἰσελθὼν πρὸς αὐτὴν ὁ ἄγγελος εἶπεν χαῖρε, κεχαριτωμένη, ὁ κύριος μετὰ σοῦ.
(Transliterado)
28 kaí eiselthón prós aftín o ángelos eípen chaíre, kecharitoméni, o kýrios metá soú.
Camino a la Navidad. 
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